A través del claustro septentrional se accede a la Casa de Espiritualidad, recientemente restaurada. Sus dependencias ocupan el ángulo noroccidental de la Colegiata, en torno al claustro septentrional, en medio de cuyo patio y encuadrado en un cuidado césped, un sencillo estanque, resaltado en piedra, y el simbólico ciprés ponen la primera nota de que entramos en un recinto de sosiego y de paz.
El conjunto es la remodelación total, de acuerdo con las exigencias de los actuales tiempos, de la antigua Casa de Espiritualidad o Casa de Ejercicios.
En la planta baja, incluido el claustro, con su geométrico empedrado y sus arcadas recientemente acristaladas con grandes lunas, se halla una amplia Sala de recepción, cuidadosamente amueblada y decorada, y las dependencias para los servicios auxiliares.
Una amplia escalera de piedra, que servía de acceso al refectorio de la antigua comunidad, comunica con la primera planta.
30 habitaciones, con 50 plazas, ocupan, casi totalmente el ala occidental y septentrional de la segunda planta, sin faltar pequeños lugares de reunión y esparcimiento.
En su conjunto, la Casa de Espiritualidad de san Isidoro es un lugar propicio para el descanso, la reflexión, la oración. En ella se conjuga el sabor de lo tradicional y perenne con la modernidad de sus instalaciones y el ambiente recogido, dentro del corazón de la ciudad.
El que quiera alejarse por algún tiempo del ajetreo de la vida moderna y llevar unos momentos de paz y sosiego a su agitada vida, aquí puede encontrar ese ambiente que le ayude a encontrarse consigo mismo y recuperar el equilibrio interior.